17 octubre, 2009

Ferrante Kramer y el "Tantra" - Parte 3/4

El Peruano cargaba los bolsillos del saco rotoso que llevaba con cuanta piedra encontraba al paso. Estaba claro que quería ganar peso para hundirse en el fondo del Río de la Plata lo más rápido posible. Demian siempre había fantaseado con un final a lo Alfonsina Storni.

- “Todos me van a recordar”, ronroneaba, mientras juntaba más y más piedras…

- “Cuando un amigo se vaaaa, queda un espacio…”… Se detuvo de golpe…

Y no porque se hubiera dado cuenta de que continuaba recitando versos ajenos. Un volante pisoteado que vio en el piso, llamó su atención entre tanto espanto…

“El Tantra es tu salvación”… “Necesitas paz interior, reencontrarte?.... Hazle lugar al Tantra en tu vida… Deja que hable por ti!”, un teléfono, un correo electrónico y una dirección en Olivos…

Terminó de leer el papelito, y una sonrisa se dibujó en sus labios. De pronto, una luz de esperanza le arrebataba esas ganas de decirle basta a la vida. Y comenzó a desembarazarse de las piedras que llevaba consigo. Como si de pronto hubiera tomado conciencia de lo que iba a hacer. Sintió miedo, y una náusea profunda de pensar que había estado a un paso de la muerte.

- “Pero qué mierda estoy haciendo!... Ferrante flojo, blando, bobo!”, se recriminó a la vista de quienes pasaban junto a él y miraban como a un loco… “…No, no estoy loco, señores!!!... Es que he vuelto a creer en la vida, tengo una esperanza!”, gritaba a los cuatro vientos agitando el volante.

Apenas una promesa, el “Tantra”, y sin saber de qué se trataba, el Peruano Dorado había recobrado su fortaleza y temple. Esos eran los momentos que lo hacían grande; cuando renacía como el ave Fénix, después de tocar fondo como nadie… Por esos momentos se lo quería, por esa fuerza se lo admiraba…

No obstante, en su marcha hacia la calle Tapiales al 2500, sitio donde funcionaba la sede “Respuesta Tántrica”, Demian no dejaba de pensar en que no todo era tan fácil. Había un problema: NO TENÍA UN PESO PARTIDO AL MEDIO.

- “Quién me va a curar si no tengo un mango?”, se repetía, volviendo a su estado depresivo, “… Quién se va a apiadar de mí, y por qué habría de hacerlo?”. Y tenía razón, sin dinero el mundo que conocía no funcionaba.

Golpeado por la realidad, detuvo su marcha. Se sentó en el umbral de una vieja casona, y comenzó a lamentarse nuevamente… “No hay salida, no hay salida!”…. En eso, la puerta tras de él se abrió, y una voz le dijo: “No es así, hay una salida, hermano”…

Un hombre de tez morena, pelo encrespado, en los cuarenta, y vestido con blanca túnica, le ofrecía la mano a Demian para que se incorporara, mientras le decía: “Te he estado observando a través de la mirilla de la puerta desde hace un buen rato. No está todo perdido, hermano… Conmigo, y con mi Tantra, vamos a resolverlo de alguna manera”…

Sin querer, o por obra del destino, el Peruano Dorado había detenido su marcha justo delante de la sede de “Respuesta Tántrica”….

Continuará…

114 comentarios: